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Ángela Vicario, que se autodefine como dama neomedieval. R. C.
«Fernando el Católico no habría ganado batallas sin Isabel»

Ángela Vicario

Medievalista
«Fernando el Católico no habría ganado batallas sin Isabel»

Dedicada a la divulgación histórica y cultural, arroja luz sobre la vida de las mujeres de toda clase y condición en la Edad Media

Domingo, 11 de mayo 2025, 00:27

Es importante hacer historia también de las mujeres que no conoce nadie, de las mercaderes, de las campesinas», afirma Ángela Vicario. Por eso, en 'Ibéricas' (Planeta), además de hacer un riguroso trabajo histórico sobre la Edad Media, rescata a mujeres de todas las clases sociales y de las tres culturas, destacando su importancia a la hora de conformar el Medievo en la península ibérica. A Vicario, que se define con gracia como una dama neomedieval, lo que más le gusta no es la historia política, sino la historia de las mentalidades, la que nos cuenta «cómo sentían, cómo pensaban y cómo veían el mundo, que era de una forma muy diferente a cómo lo vemos nosotros».

–¿Con qué mujer de la Edad Media se tomaría el aperitivo del domingo?

–Con Wallada bint al-Mustakfi, que vivió en Córdoba al final del califato. Tenía mucho desparpajo, era muy inteligente y hacía unos versos rápidos, como los que hacen ahora en las batallas de gallos, pero con señores andalusíes.

–Siempre se ha representado aquella época como una época oscura.

–Sí, y me da mucha rabia porque tenemos ante nuestros ojos las pruebas de que no es así: si entramos en una catedral gótica, vemos cristaleras enormes y coloridas por las que entra la luz. Entonces, ¿cómo puede ser oscura una época que consideraba a su Dios como luz, como color, y en la que tenían la habilidad técnica y creativa para hacer construcciones que han durado siglos?

–Las mujeres, además de ocuparse de lo doméstico, trabajaban codo con codo con los hombres.

–De hecho, tenemos casos de mujeres que trabajaban en las atarazanas, en los puertos o en la construcción haciendo exactamente el mismo trabajo, pero cobrando mucho menos porque no se las consideraba igual. Sí es cierto que, a finales de la Edad Media, muchas construyeron verdaderos emporios textiles, porque ahí sí se admitía que comerciaran, puesto que la idea de la costura estaba muy asociada a las mujeres.

–También eran guerreras, ya que tenían que defender su aldea o su castillo en ausencia de los varones.

–Eso siempre. Todas las mujeres nobles tenían formación militar: aunque no aprendían a usar una espada, sabían perfectamente cómo defender un castillo, ya que eran las encargadas de que siempre hubiera provisiones suficientes para afrontar un asedio. Algunas, muy poquitas, estuvieron también en el frente de batalla, pero sobre todo las hubo que atacaban a los asaltantes: como mujer sabes que no solo te van a robar, sino que también vas a ser objeto de violencia sexual, así que no te interesa quedarte en tu casa rezando para que no entren, sino ponerte a tirar piedras desde la muralla.

—Y hubo mujeres mecenas.

—Porque era su manera de acceder al poder, un poder blando que no se ejercía con la espada. También era típico fundar monasterios femeninos, como hizo Flammola en el siglo IX en Burgos, porque así financiabas las vidas de esas mujeres, financiabas objetos religiosos. Con eso no solo te ganabas el cielo, sino que también tenías un sitio de poder en la tierra, y allí podías retirarte cuando fueras mayor o podían ir tus hijas que no quisieran casarse y tener una vida acomodada.

–Por tanto, la mujer no era un ser pasivo.

–Es que las mujeres no estaban relegadas al hogar. Esa idea viene de la industrialización y, con ella, esos hogares en los que el marido se va a trabajar a la fábrica y la mujer se queda en casa; aun así, había muchas que trabajaban. Antes, sin embargo, todas las manos y todas las mentes eran necesarias para sacar adelante la sociedad. Además, la Edad Media era una época dura donde la amenaza de la guerra era más o menos permanente, sobre todo en las zonas fronterizas, y todo el mundo tenía que estar preparado.

–Hasta que llegó la Baja Edad Media.

—Sí, porque a raíz de la peste negra y de todos los cambios sociales y económicos, la mujer empieza a ser vista como un ser inferior, débil, cuando durante casi la totalidad de la Edad Media esa no fue la concepción general. Los campesinos sabían que sus mujeres valían lo mismo que ellos trabajando, y la mayoría de los reyes confiaron en los consejos de sus mujeres: Fernando el Católico no habría ganado las batallas que ganó si no hubiera sido por Isabel, porque a él batallar, lo que se dice batallar, no se le daba bien.

–Pero hubo quienes alzaron la voz, como Teresa de Cartagena.

–Ella lo tuvo claro: las mujeres no eran más tontas, es que no tenían el mismo acceso a la educación que los hombres, y negar la inteligencia a las mujeres era negar la obra de Dios, era casi una herejía. Aquello fue revolucionario porque, aunque lo había apuntado Christine de Pizan, nadie lo había dicho antes en la península ibérica.

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