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La llaman 'la inconclusa'. La Catedral de Valladolid, víctima de la mala suerte, nunca pudo acabarse. A sus faldas, sobre todo en Semana Santa, pululan turistas, con un mapa en una mano y una cámara en la otra, a veces sonriendo y posando, y otras con una sonrisa torcida preguntándose por su destino, decidiendo si la aman o si la odian. A pesar de todo, los vallisoletanos guardamos un cariño especial a este monumento cojo. Puede que no sea la catedral más espectacular pero sus piedras encierran una apasionante historia llena, sobre todo, de infortunios.
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Claudia Turiel y Oihana Huércanos Pizarro (gráficos)
Óscar Beltrán de Otálora y Josemi Benítez (Gráficos)
Lourdes Pérez, Melchor Sáiz-Pardo, Sara I. Belled y Álex Sánchez
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