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Carles Puigdemont ha convocado este lunes en Waterloo una reunión del grupo parlamentario de Junts. Hará balance de un año desde las últimas elecciones ... catalanas, en las que aspiraba a ganar y a ser reelegido presidente de la Generalitat. Los planes no le salieron como esperaba y los comicios los ganó Salvador Illa, del PSC. Con 42 escaños, el dirigente socialista le sacó siete de diferencia a Carles Puigdemont. El juntero intentó ser investido, pero los números no le daban. Por primera vez desde 1984, el Parlament no tenía mayoría nacionalista. Y además, ERC prefirió romper la alianza con los postconvergentes y votó a favor de la elección de Illa. Fin del 'procés' y etapa nueva.
Quince años después, el PSC regresó al Palau de la Generalitat y los socialistas completaron el 'hat-trick': Gobierno central, Govern y Ayuntamiento de Barcelona. Con una idea: recuperar la normalidad política tras una década «perdida», según los socialistas, de gobiernos independentistas. «Cataluña ha vuelto a la estabilidad», afirmó días atrás en Barcelona el presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, dando un espaldarazo al PSOE y al PSC. Illa ha hecho gestos de restablecimiento institucional: recuperar las relaciones con el Rey, la Justicia y el Ejército, restituir los símbolos constitucionales y volver a la senda autonómica.
La vuelta a la estabilidad anunciada por Costa (que se ha visualizado con la visita a la Zarzuela, con su asistencia al 12-O y el 6-D y con el regreso del Sabadell y La Caixa tras la huida por el 1-O) está topando con su debilidad parlamentaria, compensada con la ausencia de una mayoría alternativa. Tiene que asumir además parte del programa de ERC (Rodalies y concierto económico) si quiere tenerlo como socio y también el de Junts (competencias en inmigración), que es quien sostiene en parte al Gobierno central, a cambio de cesiones, que tiene que aplicar la administración autonómica.
El president socialista se la juega en dos proyectos: la opa y el concierto económico. Si la oferta de compra del BBVA al Sabadell prospera, el regreso de la marca vallesana a Cataluña habrá sido efímero y deslucirá la apuesta por la normalización de la Moncloa y el Palau de la Generalitat.
El empresariado catalán presiona a los socialistas. Illa, no obstante, ha perdido el apoyo incondicional que encontró a su llegada entre la burguesía catalana, que suspiraba por que regresara la estabilidad tras el tsunami del 'procés'. La patronal Foment del Treball y el Cercle d'Economia, las dos entidades empresariales más importantes de Cataluña, han afeado estos últimos días al Govern su política fiscal y de vivienda y que haya apostado por gobernar con ERC y los comunes y no con Junts. El establishment que aupó a Illa reclama ahora un pacto PSC-Junts, que ni el president ni Puigdemont contemplan en estos momentos.
Illa se ha decantado por las fuerzas de la izquierda que le invistieron, que no se lo están poniendo nada fácil, pues se niegan a aprobarle sus primeros Presupuestos. Sobre el papel, el PSC gobierna en solitario. ERC y los comunes, además, andan enfrentados a cuenta del aumento de la tasa turística. «Esto es tripartito en estado puro», afirma un alto dirigente de Junts. «Y encima ERC y los comunes no están en el Govern», señala. En Junts, cuando hablan de tripartito, lo hacen de manera peyorativa, como sinónimo de lío constante.
Y luego está la propuesta de concierto económico para Cataluña, a la que le queda poco más de un mes para que vea la luz, de acuerdo a las promesas del Ejecutivo catalán. El Gobierno y el Govern deben pactar antes del 30 de junio de este año el modelo de financiación singular. Este es el plazo que establece el pacto de investidura de Illa firmado por el PSC y ERC. Pedro Sánchez se comprometió hace una semana en Barcelona que reformará la Lofca, aunque no dio más pistas.
Esquerra ya ha advertido de que si no hay financiación singular, no apoyará los Presupuestos de 2026 de la Generalitat ni del Estado. El president tiene urgencias aritméticas que no casan bien con los intereses electorales de la ministra de Hacienda, candidata a su vez del PSOE_en Andalucía, que es quien deberá avalar la nueva financiación.
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