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Los Lobos buscarán el domingo a partir de las 13:00 horas en Alcobendas subir un escalón más en su progreso como bastión del rugby ... segoviano. Una década de periplo por el rugby madrileño que puede desembocar en la cúspide de su sistema, la Primera División —el tercer escalafón nacional— si vence en los 80 minutos más importantes de su historia al Olímpico Boadilla en el campo de Las Leonas de Vallecas. Un ascenso que a priori no supone una traba administrativa para el club y que abriría puertas, subraya su entrenador, Iván Martínez: «Sobre todo, la cantera. Que los chicos vean que llegas a senior y no eres un grupo de amigos que se junta los sábados para echar una pachanga, sino un club serio que busca resultados serios».
Los segovianos han aprovechado las vacantes que se abrieron en verano en categorías superiores, una situación que le quitó a dos rivales de peso para empezar la liga porque dieron el salto a Primera. Uno de ellos es el Olímpico Boadilla, que quedó tercero el curso pasado y aceptó ese ascenso tardío. Es la mezcla entre el equipo original de Boadilla, que se quedó corto de efectivos cuando surgió un segundo club en la localidad y se unió con el Olímpico, en una situación similar. Filo quedó por delante de ellos el curso pasado, pero se ha pasado todo el año como colista y no ha ganado ni un solo partido. Suyo ha sido el puesto de descenso a 2ª A. Mientras, el Olímpico Boadilla se ha visto en el trance de la promoción tras quedar por detrás en una lucha a tres bandas con Rivas y Torrelodones.
Los segovianos terminaron en cabeza la primera fase, en la que los 12 equipos se medían a partido único y los ocho primeros volvían a cruzarse para fijar la clasificación final. Lo que era una lucha a cuatro entre ellos, Majadahonda, Cisneros e Industriales terminó en una batalla de dos que los segovianos perdieron en el duelo directo ante el Majadahonda, que también les ganó en la primera vuelta. En resumidas cuentas, la plaza de ascenso directo se esfumó en media hora, la que convirtió un empate al descanso en un 23-5 final. «El no creernos realmente que les podíamos ganar fue lo que nos comió. Estos equipos saben comerte muy bien la cabeza, llevan muchos años jugando». Esa experiencia se traduce en estrategia, pues los Lobos son un equipo sin máscaras. «Saben que si no tenemos el balón nos cuesta mucho».
Martínez quiere utilizar ese partido como enseñanza para que no vuelva a faltar confianza. «Aquí hemos venido nosotros a hacer nuestro partido y nos da igual lo vuestro». Ese lance adjudicó en la práctica el campeonato y los Lobos, sin ese incentivo, despidieron la fase regular con derrotas ante el Alcorcón —un partido que en que aseguraron la segunda plaza gracias a los puntos bonus ofensivo por sumar cuatro ensayos y defensivo por perder por menos de siete— y el sábado 12 en Segovia ante el Rugby Unión Norte en un día que sirvió para dar minutos a los menos habituales. «Y ver un poco nosotros también cómo va la evolución de estos chicos de cara a la temporada que viene». El técnico ha contado con unos 40 jugadores a lo largo del curso.
Los Lobos ya se midieron al Olímpico Pozuelo en Segovia, con victoria visitante. «Les tuvimos ahí a ahí, la primera parte estuvo muy competida y no teníamos ni la mitad de equipo que este año. Va a ser un partido que se va a decidir en el minuto 78. El que mejor cabeza tenga va a ser el que gane». Y enarbola el mensaje de que la ilusión por ascender pesa más que el miedo por descender. «Queremos inculcar esa mentalidad de que somos ganadores, pero al final son un equipo muy competido con una delantera muy fuerte y un apertura que va bastante bien a palos». Si hubiera empate tras los 80 minutos, se jugarían dos tiempos de prórroga y, en última instancia, lo decidiría el acierto en las patadas. En Primera hay cuatro equipos muy destacados, pero los Lobos se ven con esa reñida zona baja. «Nuestro nivel no dista mucho del suyo».
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Tras cinco semanas seguidas de trabajo —la suspensión de un partido por la nieve obligó a extender hasta la segunda semana de abril la temporada regular para recuperarlo—, el equipo descansó el Semana Santa. «Esto es rugby amateur, pero los chicos tienen un compromiso tan grande que decidieron quedarse, así que se lo han ganado». Así que dos días de entrenamiento y a la «batalla» del domingo. «El mayor trabajo es psicológico, hacerles ver que son realmente el equipo a batir». técnico le parece bien que sea a un partido en un campo que eligió la Federación Madrileña de Rugby. «Las finales tienen que ser finales. Jugamos lejos de su casa, lejos de la nuestra. A suerte o muerte».
El premio es importante. «Cuanto más arriba estás, más caso te hacen. Hace que la gente empieza a oírte, que el amiguito pregunte al niño que está entrenando». Y no hay mejores comerciales, por eso incentivan a que lleven a esos curiosos a entrenar, a hacer un día del amigo. «Al final se hace cantera en el boca a boca». También suma para recibir a jugadores de Madrid. «Gente que se traslada a vivir a Segovia y viene a entrenar con nosotros. Obviamente, cuanto más oigan nuestro nombre en Madrid, más les fastidia a los madrileños, pero mejor para nosotros».
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