Valladolid

La calle Constitución recupera su quiosco con café y prensa para llevar

La Peseta Café y Prensa, que así se llama el negocio, ha abierto hoy sus puertas bajo la idea de su propietaria, Elisa Gutiérrez, de «revitalizar y dar una nueva vida a espacios tan especiales como son los quioscos de nuestra ciudad». El café de especialidad es su pasión, también la de estar en contacto con los clientes y poder «ofrecerles ese ratito especial del día». Y eso es lo que quiere hacer a partir de ahora. «Queremos conocer a la gente, a los vecinos, a los que están de paso, a los que se acercan simplemente a curiosear...», asegura Elisa, quien también trabaja en la cafetería Franela (en la calle Juan Mambrilla).

El quiosco, que durante lustros estuvo a los pies de El Corte Inglés y que tuvo que ser retirado durante un año y medio para ser recolocado después (el 4 de septiembre de 2023), una vez terminadas las obras del actual Zara, da la bienvenida ahora a un «moderno concepto entre aromas de café, té matcha, chai, galletas, magdalenas, zumos... que quiere volver a lo de antes, a ese pararnos y saborear un café, al comprar el periódico, la revista general y especializada y a poder disfrutar de las ilustraciones artísticas que también vendemos...», explica la joven emprendedora.

En su carta figuran once especialidades diferentes de bebidas, con precios que oscilan entre el 1,9 euros del espresso y los 2,3 del café con leche hasta los 4 de la especialidad 'cold brew'. A sus cafés para llevar suma la venta de los periódicos, cuyas portadas muestran bajo el mostrador, y de ilustraciones que acogen sus expositores.

De hecho, Elisa hace hincapié en la prioridad de «apoyar a los artistas locales que tienen talento» y anticipa que «aquí tienen su espacio». Llevan apenas unas horas abiertos y entre la curiosidad del que se asoma para ver qué hay de nuevo en la jaula metálica, las visitas de conocidos y los que necesitan un café para espabilar o para continuar con una mañana de compras en el centro, hacen que se formen colas intermitentes frente al recién pintado quiosco verde y amarillo atendido por Elisa y su compañero José Riveiros.

«En esta cultura que tenemos de 'lo quiero ya y lo quiero ahora' nace este proyecto que invita a dar conversación, a conocerse, a parar cinco minutos y quitarse de encima por un momento la prisa que llevamos», explican mientras sirven un café con leche.

Tamara y Susana trabajan en unas oficinas a escasos metros del quiosco y acaban de estrenar el coqueto negocio: «A nosotras nos va a venir genial y, aunque pensábamos que seguiría siendo un quiosco para comprar gominolas, este concepto de cafetería nos viene muy bien. Ya les conocíamos de Franela y ojalá les vaya bien porque es una idea que no existe en Valladolid y a ver qué tal responde la gente», apuntan.

El cómo funcionará solo el tiempo lo dirá. «Al final es como cualquier negocio, pero no hemos querido hacer mucha promoción de la apertura para que sea un reto desde el primer día y jugar con el factor sorpresa de quien pasa por aquí», afirman sus impulsores. Son conscientes del atractivo que supone la clientela de Zara y, de hecho, no son pocos los clientes que al salir de comprar ropa o complementos paran a por un café para seguir su camino. «Al final por la calle que es, por las tiendas que hay y por la cantidad de gente que pasa por aquí somos conscientes del sitio privilegiado en el que estamos».

Detrás del mostrador de este proyecto que ha dado una nueva versión a la caseta de quiosco de toda la vida están cinco compañeros, que se irán rotando para cumplir con el horario de mañana (de 8:00 a 14:00 horas) y de tarde (de 17:00 a 19:00). «Puede que a la gente le choque un poco pero no abriremos los domingos, que entendemos que son un día de descanso y para estar en familia, pero el resto de la semana aquí estaremos», anuncian.

La sensaciones del primer día «son increíbles», destacan mientras la cola continúa aumentando frente a la mirada de los trabajadores que ultiman las obras del edificio frente al que está situado esta minúscula cafetería (aún en obras en las plantas superiores para la próxima apertura del hotel de la cadena Eurostars) y la curiosidad de transeúntes que no se esperaban la apertura.

«Entonces, ¿Alberto lo ha vendido al final?», presuntaba una vecina antes de entrar en Zara. Lo decía con una mezcla de sorpresa y nostalgia, la misma que tendrán los que compartieron charla con Alberto Recio, el que fuera propietario del quiosco durante los últimos diez años hasta la retirada temporal de la caseta hace dos. Su último día de trabajo fue el 19 de julio de 2023. Después, sus maratonianas jornadas diarias «de dieciséis horas» se vieron interrumpidas por las obras y, cuando el quiosco se volvió a instalar, pensó que lo mejor era que cambiase de manos. «El proceso de venta ha sido largo y algo tedioso, pero al fin aquí estamos», explica Elisa Gutiérrez antes de añadir que «estos últimos ocho meses de preparativos han sido una locura hasta hoy».

Su antiguo dueño, Alberto, promete «pasarse muy pronto» para «tomar un café con ellos y desearles que les vaya lo mejor posible». Y también para ver el nuevo aspecto del que fuera su pequeño fuerte de seis metros cuadrados durante una década. El cambio en los tiempos y la inversión en nuevos proyectos abren esa ventana que, desde hoy, ofrece una visión distinta de ilusión, modernidad y emprendimiento con aroma de café y prensa para llevar.