Valladolid
El riosecano de 51 años que lleva más de 400 días sin poder salir de casaÓscar Morencia Castaño, postrado en una silla de rueda después de ser operado de dos tumores cerebrales, pide a los servicios sociales la ayuda de alguien que sepa manejar la oruga salvaescaleras para poder salir a la calle
La situación de precariedad de algunos ciudadanos hace tambalear a veces el estado de bienestar social. Es el caso del riosecano Óscar Morencia Castaño, de ... 51 años, postrado en una silla de ruedas tras ser operado de dos tumores cerebrales, que lleva más de 400 días sin poder salir de casa porque los servicios sociales no encuentran a nadie capaz de manejar la oruga salvaescaleras en la que se adapte su silla de ruedas para bajar a la calle desde los dos pisos, que en realidad son cuatro alturas, con 50 escaleras, del bloque de viviendas en el que reside con sus padres.
Natural de Medina de Rioseco, Óscar había llevado una vida normal, con una infancia y juventud junto a sus padres, Ignacio Morencia y Antonia Castaño, y su hermano, José Ignacio, asistiendo a las clases en el centenario colegio de San Buenaventura, disfrutando de las fiestas de San Juan con la peña Pájaro Loco, jugando al fútbol sala, siendo cofrade por tradición familiar de la Hermandad del Sepulcro, de la que fue su mayordomo en la Semana Santa de2013, en unos años en los que también decidió casarse y formar familia, que hizo realidad con el nacimiento de su hijo, Raúl, que ya tiene 18 años y que, después de superar con éxito la PAU, piensa estudiar biología. Todo ello hasta que hace 4 años, en plena pandemia, toda esta vida de feliz normalidad se truncó cuando le fueron diagnosticados dos tumores cerebrales que le hicieron pasar dos veces por el quirófano, perdiendo la vista en casi su totalidad en la primera.
Sin embargo, casi sin vista, pudo salir a pasear acompañado de su padre, hasta que una caída en casa en el cuarto de baño y una posterior mala práctica de «no colocar bien los arneses de la camilla de la ambulancia que le llevaba a Valladolid a fisioterapia «hicieron que acabara perdiendo la vista en su totalidad, además de, con el tiempo, quedar postrado en una silla de rueda sin movilidad alguna, a pesar de que en la rehabilitación en el centro de Arturo Eyries aprendiese a andar «pero cogió miedo». Al principio era su padre, operado de cáncer de garganta con una traqueotomía, el que le bajaba a la calle en la oruga salvaescaleras, con alguna ayuda que se buscaba. Sin embargo, a sus 78 años, su padre no se ve ya capacitado para tan importante esfuerzo para el que se ahoga porque se ahoga
La solicitud a los servicios sociales de una persona para que Óscar pueda bajar a la calle ha hecho llegar a su casa personas que no saben utilizar la oruga ni poner y quitar el arnés que necesita para sentarlo en la silla, con la consiguiente angustia de su madre, que, a sus 77 años, ve a su hijo que no puede salir a la calle, «que es lo que más me gusta, a coger oxígeno, ver y saludar a la gente», según palabras de su propio hijo.
Por otra parte, Óscar, sin movilidad en piernas, brazos y manos, tiene concedida la ayuda a domicilio para levantarle y acostarle en la cama, asearle, afeitarle o vestirle. Pero solo la tiene de lunes a sábado a media mañana, por lo que a esa hora se le acuesta hasta el lunes. De ahí que sus padres ya hayan pedido la ayuda a domicilio para el resto del sábado, el domingo y festivos, ya que «no puede ser que me digan que ya tengo a mi marido para que me ayude», señala Antonia, quien asegura que «estamos mayores para algunos esfuerzos».
Sin duda alguna esta angustiosa situación podría tener su mejor solución si se instalase en el bloque de viviendas el ascensor, para el que la familia Morencia Castaño lleva esperando «como agua en mayo» más de un año y para el que, incluso, ha adelantado cierta cantidad de dinero, pero sin muchas expectativas de que llegue, «porque ni siquiera se ha pedido permiso de obras al Ayuntamiento». Sin embargo, Óscar no pierde la esperanza de que alguna vez se ponga el ascensor ya que incluso ha buscado un adaptador para la silla para la sujeción de su cabeza.
Por ahora, el día a día de Óscar lo pasa oyendo la radio, algunas veces cantando, con su gran afición al fútbol como forofo del Real Madrid, comiendo de todo, excepto las lentejas, que no le gustan, y algunos alimentos como el melón, el plátano, el kiwi o la casquería, que los tiene prohibidos, y siempre sin olvidar que «la luz del sol no le pude dar en la cabeza por todo lo que lo que tiene dentro». Aún así, su situación «es muy triste», manifiesta su madre, quien señala que «pasa malas noches porque en la cama tiene muchos dolores, solo puede dormir boca arriba todo el tiempo». No cabe duda de que la situación de Óscar Morencia Castaño y de sus padres hace tambalear el estado de bienestar social.
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