

Secciones
Servicios
Destacamos
1
El Real Valladolid se ha convertido en un bulto sospechoso, un equipo que adultera la competición por su incapacidad para plantar cara a nadie. ... Su nivel de autoexigencia habita en el sótano. No existe. Le pega más la Marcha Asprona, por aquello de los andarines, que cualquier carrera popular de 5K. Lo de correr, pelear, defender el escudo y honrar a una afición cada vez más asqueada forma parte de una película de ciencia ficción. Los duelos del Pucela duran un suspiro. Ante Osasuna, en media hora estaba serigrafiado el punto final. Lo que vino después, puro teatro. Maquillaje barato para sujetar el discurso. «El equipo lo ha intentado, pero los errores no desaparecen». Como si los gazapos fueran un intangible que forma parte del espacio exterior. Los resbalones no son anécdotas, son la cotidianidad de una situación insostenible, de una plantilla mal diseñada, de una estructura quebrada y de un entrenador incapaz de cambiar la dinámica. Los futbolistas son autómatas del mínimo esfuerzo, alevines que pretenden sumar un punto andando y que, cuando se quieren poner a agitar las piernas, el adversario ya pisa dos o tres peldaños por delante.
2
A Diego Cocca no le dejaron coger el punto al equipo. A Pezzolano, sin embargo, le regalaron año y medio. La solución era Álvaro Rubio, que llegaba tras una racha preocupante al frente del filial. El resultado no podía ser otro. El técnico traslada su carácter buenista a una plantilla que le toma el pelo. El míster busca el castigo y la zanahoria a través de vaivenes en las alineaciones, pero sus futbolistas están ya a otras cosas. Menos mal que asegura que los chavales trabajan entre semana. Cualquiera lo diría. Me dicen mañana que el Pucela va de jornada a jornada, sin entrenamientos, y me lo creo. Como un equipo de peñas, pero sin almuerzo, que no se lo ganan. Si Rubio y el club tuvieran un poco de dignidad, el primer equipo tendría prohibido descansar dos días a la semana. Ya que no hay nada que hacer, que al menos curren en dobles sesiones y la hinchada vea que hay un tímido propósito de enmienda. El inmovilismo que destila sobre el verde es producto de la falta de exigencia, en todos los sentidos, en la que se ahoga la entidad castellana.
3
Está el Real Valladolid como para desperdiciar segundos. Un minuto en la vida del cuadro castellano es una gota de agua en medio del desierto. Moro reconoció que no estuvieron, en la primera parte. «En la segunda parte hicimos lo que nos dice el míster, pero hay que hacerlo desde el principio». Las palabras son gruesas y graves. Uno de los mejores, que lleva unas semanas en el limbo, asegura que los futbolistas 'pasaron' de las instrucciones del entrenador durante el primer acto. Una forma negligente de aplicar la autogestión. En el caso del Pucela, no es que los profesionales, por utilizar un término, busquen una forma distinta de encarar los partidos. Qué va. Lo que quieren es dar a un botón y verse cuanto antes en el yate de Ibiza. El problema es que restan seis jornadas y van a llegar a la isla con la cara pintada y su currículum hecho jirones. Allá ellos.
4
En un nuevo ejercicio de opacidad, el club anunció dos tipos de sanciones económicas, sin dar cifras, para Latasa y Luis Pérez. El segundo se llevó el gordo. Más multa y otra vez fuera de la convocatoria. El ariete volvió al once. Habría estado mejor en la tribuna con su compañero limando asperezas. Latasa volvió a su versión más áspera. Impreciso, fuera de sitio y con la bota suelta para provocar un penaltito, que en el fútbol de antaño era un 'juegue, juegue' de manual. En el balompié moderno cualquier roce es trinchera.
5
A Luis García se le va a secar la imaginación para escribir la carta de los lunes. Después del partido contra el Getafe, acompañó la epístola con un cara a cara con los capitanes. Que si el escudo, que si la afición, que si la dignidad. Más bla, bla, bla. Es imprescindible que dejen de tomar el pelo al personal con mensajes enlatados. La realidad es demoledora. Los récords negativos no cesan. Tampoco los ridículos. El Pucela es un esperpento. Y el guion no se da la vuelta con artificios, sino con hechos, con intervenciones honestas y planificación. No han dicho si han dejado ya de analizar o siguen pensando. Mientras tanto, la masa social continúa desangrándose y el club perdiendo valor. Es todo absurdo.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.