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El Viveros Herol Nava buscará llevar hoy a la certeza estadística lo que el vestuario da por hecho desde la victoria hace dos semanas ante ... el Ademar León, que llevó a los segovianos a los 22 puntos, ocho por encima del descenso con diez por jugar en las últimas cinco jornadas. «Matemáticamente igual no, pero no tenemos la sensación de ser un equipo en peligro», resume su técnico, Álvaro Senovilla. Dos puntos en la visita a partir de las 18:30 horas del Cangas a Nava de la Asunción llevarían al BOE una tarea que en toda lógica parece resuelta por los enfrentamientos directos que quedan en la zona baja y los partidos en teoría inaccesibles ante los equipos de arriba. «Y nosotros también pensamos que vamos a ganar partidos; no tenemos ese pensamiento negativo de que no vamos a ganar ninguno y los demás, todos».
La historia reciente dice que el Nava está salvado, pero la estadística tiene asterisco. La temporada 2016-2017, Senovilla dirigía al Villa de Aranda, relegado en un empate a 20 puntos con el Cangas. El propio equipo segoviano perdió la categoría en 2022 con esa puntuación, uno menos que el Sinfín. Más atrás, en la 2012-2013 fue el Villa de Aranda el que se salvó con 22 y mandó al Valladolid a Plata con los mismos puntos, el descenso más amargo de la década. El parón del covid creó otra anomalía, pues la competición pasó de 16 a 18 equipos y bajaron cuatro, incluido el Guadalajara, con 22. Son las excepciones a la norma de las últimas temporadas: en el resto de casos, 20 fue suficiente para mantener la categoría.
Es una situación opuesta a la del curso pasado, en el que Cangas fue tercero por la cola con 24 puntos, así que terminó jugando la promoción, una eliminatoria directa contra el tercero de División de Honor Plata que resolvió sin apuros. Hicieron falta tantos puntos porque los dos puestos de descenso directo fueron para dos equipos descolgados ya en invierno: Sinfín (8) y Puerto Sagunto (6). Este curso llega a sus últimas cinco jornadas con los tres últimos —Huesca, Guadalajara y Anaitasuna— empatados a 14, con otros tres en la lucha: Benidorm (15), Puente Genil (16) y el propio Cangas (18). El siguiente escalón ya lo ocupan con 22 puntos el Villa de Aranda y el Nava, empatados en el noveno puesto, a un punto del Cuenca.
Senovilla argumenta la salvación real en las tendencias o los enfrentamientos directos. «De cinco partidos, más o menos hay que restar uno porque se pueden enfrentar a Barça, Bidasoa o Granollers. No van a llegar ahora los de abajo y van a ganarles todos los partidos. Aunque matemáticamente no estamos salvados, hay otros fenómenos estadísticos dentro de la competición que te dicen que es absolutamente improbable». Cálculos, pues, a la baja. «Yo creo que este año no se va a llegar a 20; es una pelea más abierta, al final se lo van a jugar entre ellos, así que unos u otros van a perder partidos y no van a sumar».
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Tras terminar la primera vuelta con 16 puntos y sumar solamente cuatro en los ocho primeros partidos de la segunda, la victoria ante Ademar dio «tranquilidad» al vestuario «tras unas semanas pasando bastante apuros, sobre todo por el estado de salud de la plantilla», con dos laterales como Nolasco y Luisfe lesionados para toda la temporada. Fue un alivio clasificatorio y una prueba de resiliencia. «Estando en unas condiciones muy malas, somos capaces de sacar el partido». No fue una situación tan precaria como aquella segunda vuelta que desembocó en descenso en 2022 porque el rendimiento es mejor que los resultados. «Si ves que el equipo es un desastre, lógicamente estás preocupado, pero no estábamos haciendo malos partidos». Con la excepción, quizás de su clara derrota en Irún ante Bidasoa.
Con todo, la idea es que el partido de esta tarde sirva de carpetazo al asunto. «Una vez pasada esta jornada, hay equipos que ya no van a tener posibilidad». Pero asumir la salvación no pone fin a los deberes del Nava, que aspira a meterse entre los ocho primeros para entrar directamente en la tercera ronda de la Copa del Rey, como este curso, aunque la derrota en Alcobendas le haya apeado de la fase final.
El Nava tiene la misión de terminar la temporada con buena cara pese a los contratiempos. «Accidentes que te minan mucho la moral, nuestras lesiones vienen así. Uno se da un golpe y se rompe la mano. ¿Cuántos golpes te das durante el año y no pasa nada?», lamenta su técnico, Álvaro Senovilla, sobre el lance de Borja Méndez. Como el frenazo de Nolasco que desembocó en la rotura del ligamento cruzado de su rodilla. O las tres semanas de Mario Nevado con diez antibióticos al día por una bacteria, en el mismo puesto. «Pero el juego está ahí. Si vas ajustado para ganar los partidos, todas estas cosas te minan. No defines en los finales porque físicamente no llegas». El punto diferencial de su sexto puesto en 2024, a un gol de puestos europeos. «Ahí es donde el equipo contrario está más agotado, pero este año no ha podido ser. Hemos perdido muchos partidos por uno o por dos».
Por eso el entrenador habla de un análisis «realista» de la temporada. «Nos hubiera gustado haber estado salvados antes y haber peleado por estar entre el sexto y el octavo, porque creemos que es difícil saltar al quinto. El techo de cristal creo que es muy difícil romperlo». Aunque el año pasado estuvo a tiro del Ademar, el técnico habla de plantillas diferentes y evita comparaciones. «No es el mismo equipo, es que han cambiado tres primeras líneas. Y durante el año, otras tres porque se han lesionado». Y un portero, Dzmitry Patotski, apeado en pretemporada tras romperse el tendón de Aquiles. Así las cosas, acabar abril con las tareas hechas no es un consuelo menor.
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