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Fundador de Lingotes Especiales
Vicente Garrido Capa: «En Europa nunca he visto ni estaciones ni tren como elementos creadores de división»«Me llamo Vicente Garrido Capa y nací en Medina de Rioseco hace 41 años. Soy licenciado en Ciencias Químicas en esta Universidad. Estoy casado ... con Piti Martín de la Concha y tenemos siete hijos; lo que quiere decir que, aunque no quisiera, estoy un poco al tanto de los principales problemas, bien sean de orden económico o social, que tiene planteados el sector que aspiro a representar: LA FAMILIA.
»Aparte de haber estudiado en esta ciudad, resido en ella desde hace catorce años. En la actualidad soy director de una empresa de reciente creación y estoy orgulloso de haber contribuido modestamente a ofrecer a algunos un nuevo trabajo y la posibilidad de empezar a vivir en otro ambiente.
»Antes de explicar el motivo que me induce a presentar mi candidatura quiero aclarar que, como buen castellano que presumo ser, soy más partidario de hacer que de hablar, y de dar que de prometer. Teniendo en cuenta las limitaciones que tiene un cargo que no es ejecutivo, como el de concejal».
Corría el mes de noviembre de 1973 y un joven y espigado Vicente Garrido Capa se presentaba en sociedad como aspirante a concejal con esa declaración de intenciones publicada en El Norte de Castilla. Ocupó sillón consistorial durante unos años, hasta 1979. Fue teniente de alcalde, presidente de la Comisión Provincial de Urbanismo, delegado de Limpieza y llegó a sonar como candidato a alcalde. «No digo que si las cosas hubieran sido de otro modo no hubiera aspirado a ello, pero la Alcaldía no fue mi obsesión. Hay más sitios, también en el Ayuntamiento, desde los que aportar y alcalde solo lo puede ser uno».
Hablando de alcaldes, es capaz de citar de memoria y en el orden que lo fueron todos los alcaldes de Valladolid desde que se vino a vivir a la ciudad con 27 años, en 1959 –«y los de Medina de Rioseco desde 1936», advierte–. De los últimos, recuerda que con el que trabajó más codo con codo fue con Tomás Rodríguez Bolaños, decisivo en la obtención de fondos europeos por su relación con el europarlamentario Eneko Landaburu para conseguir los fondos que permitieron la mudanza de la Cámara a su emplazamiento actual y la construcción del recinto ferial.
Garrido Capa rememora no sin cierto orgullo su etapa municipal, en la que el Ayuntamiento comenzó la tramitación del barrio de Parquesol, cuyo diseño de urbanización mereció un premio del sector a nivel estatal, o en el periodo en el que se selló el vertedero municipal de Zaratán y se puso en marcha el nuevo espacio en el que años después se construyó la planta de tratamiento de residuos. «Del viejo vertedero de Zaratán corría el chiste de que con la columna de humo de la quema de basuras se orientaban los pilotos para aterrizar en Villanubla», recuerda Garrido Capa, a quien tampoco se le olvidan un par de chascarrillos ligados a sus responsabilidades como edil. «¿Te toca Limpieza? Te han mandado a la mierda», se choteaban los más veteranos del Consistorio. O aquello de que en el negocio de la recogida de basuras lo único limpio son las basuras, como dan fe 'Los Soprano'. Como también vivió el propio Garrido Capa en sus carnes. «Con este ni lo intentes, es muy raro y además tiene mucho dinero», le contaron los propios técnicos del servicio a alguien del sector privado que se interesó en las circunstancias personales del concejal. «De dónde se sacarían lo del mucho dinero», se ríe divertido.
Del Ayuntamiento salió al final de la década de los 70 para convertirse en primer presidente de la Confederación Vallisoletana de Empresarios, CVE, luego CEOE Valladolid. Entre medias fue candidato sin premio al Senado por la Coalición Democrática que lideró la Alianza Popular de Manuel Fraga y que naufragó ante el empuje del centro de Adolfo Suárez y la pujanza del PSOE. En ese momento se acaba su carrera política pero no su proyección como hombre público. La empresa que pone en marcha con otros socios, Lingotes Especiales, ha cumplido para entonces ya diez años y desde la CVE se afana por dar a conocer la sociedad de garantía recíproca con la que quiere impulsar la actividad empresarial y además detenta la presidencia de la Federación Hípica Regional Castellana.
Es el año 1981 y el cargo de presidente de la patronal gana atractivo entre el gremio. Manuel Vidal, que al frente de la Asociación de Empresas Metalúrgicas había salido de la CVE vuelve al seno de la Confederación, se pone al día de las cuotas pendientes y anuncia su candidatura, pero no se medirá a Garrido Capa, que no opta a repetir, sino a Ángel Altés, que finalmente se impuso.
«En la Historia, en la política, en la economía, el pasado no es lo mejor; lo mejor es el futuro, aunque a veces se produzcan baches importantes», dijo en su discurso de despedida de la presidencia de la patronal en diciembre de 1981.
«Nunca he sido presidencialista, ni hay que acaparar puestos», dijo entonces Vicente Garrido, que para entonces ya ocupaba la presidencia del Instituto de la Mediana y Pequeña Empresa Industrial, lo que le garantizaba una vocalía en la Cámara de Comercio e Industria, en la que seis años después, 12 de enero de 1987, se convierte en presidente con 38 de los 46 votos válidos y en la que inicia una carrera de veinte años –hasta 2006– en los que la Cámara se traslada desde las apreturas de la Plaza de España hasta su sede actual en Huerta del Rey y desde la que impulsa en época de crecimiento económico un modelo de éxito como fue la Feria Internacional de Muestras.
Y esa doble condición de hombre público durante décadas, con experiencia en el Ayuntamiento y liderazgo en la economía de la ciudad tanto por las compañías que ha creado y dirigido desde hace casi sesenta y treinta años respectivamente, como por sus puestos de representación en la dirigencia empresarial hace de él una voz autorizada cuando se trata de pensar en estrategias de ciudad, cuando hay que tomar postura en los debates sobre las apuestas que garanticen un modelo de éxito.
Y aquí Garrido Capa, que siempre se ha distinguido por decir lo que piensa –«a veces con sus consecuencias», admite– no tiene problemas en mostrar su postura sobre el gran debate recurrente de Valladolid, el de la solución del ferrocarril. «He viajado por toda Europa y por muchos otros países del mundo y en más del 80% de los casos fue por razones profesionales. He llegado en tren a París, a ciudades de Italia, Alemania, Holanda y Austria y en ninguna he visto que las vías del tren o las estaciones representen barreras arquitectónicas cuya única solución fuera el soterramiento, porque no son elementos de división, de creación de guetos», argumenta.
El que fuera presidente de la Cámara de Comercio e Industria durante dos décadas, que en enero de este año entregó el testigo a su hija en la presidencia de su empresa, se mantiene atento a la actualidad de su ciudad, en la que trata de estar al día. Por ello fue uno de los presentes en el encuentro con el ministro de Transportes, Óscar Puente, organizado por El Norte de Castilla el 25 de abril en el hotel Santa Ana. Un foro que Puente aprovechó para exhortar a los empresarios presentes a que muestren en público las preocupaciones «que comentan en privado» respecto a la posible parálisis de la integración ferroviaria por un soterramiento que, insistió, no existe ni llegó «nunca» a estar siquiera «en fase de proyecto», dijo el exalcalde de Valladolid.
«Y es cierto que nunca estuvo ni en fase de proyecto», admite Garrido Capa, quien añade que la petición del ministro a los empresarios de Valladolid –«Sé que hay malestar, porque me llega. Atrévanse a decirlo públicamente», dijo aquel día Puente– es pertinente: «Y lo sé por propia experiencia, hasta en dos ocasiones he oído posturas diferentes según se hacían en privado o ante más personas».
En todo caso, el de la solución al paso del ferrocarril por la ciudad es uno claro ejemplo de lo que a Garrido Capa le desagrada de la política, más de la actual. «No me gusta que la oposición, del color que sea, sea incapaz de valorar positivamente cualquier acción o proyecto de un rival solo por el hecho de ser del rival. Algo harán bien y no pasa nada por reconocerlo». Y sí, ese defecto de la política lejos de corregirse se ha acentuado por la radicalidad actual, constata el fundador de Lingotes Especiales.
Menos pesimista es en el momento de definir lo que representan políticos de nueva hornada como Donald Trump. «Es una excepción, un hecho aislado, no el síntoma de nada con vocación de perpetuarse en el tiempo», tranquiliza desde su sabiduría nonagenaria.
Y eso que, a continuación, admite que la amenaza arancelaria del presidente de los EE UU es la peor noticia para sus intereses empresariales, con sus compañías destinando la mayor parte de su producción a los mercados exteriores en los que vende a los gigantes mundiales de la automoción.
Por cierto, tampoco se guarda un recadito a los dirigentes de la Unión Europea, en especial a la vicepresidenta y comisaria para una Transición Limpia, Justa y Competitiva Teresa Ribera, por su desatino a la hora de establecer la transición de los vehículos movidos por combustibles fósiles a los eléctricos. No había ninguna necesidad de establecer un calendario rígido, es más fácil dejar que las cosas pasen. Cuando Henry Ford empezó a crear el Ford T, el automóvil convivió durante años por los coches tirados por caballos, hasta que se impuso de forma definitiva el primero. Con su gestión del cambio solo ha creado incertidumbre entre el consumidor, que retrasa la compra de coche, ha frenado la venta de vehículos y de todo ello la gran beneficiada ha sido la industria china que ha tomado ventaja en el sector».
Y como esta última parte de la conversación surge de su valoración sobre los primeros meses del mandato de Trump, parece lógico recordar a un momento de su gestión en la Cámara de Comercio e Industria, la invitación a Valladolid de todo un presidente de los Estados Unidos, George Bush, padre de otro presidente posterior. «Fue una decisión que creó críticas desde algunas instancias, pero me pareció oportuno y, sobre todo, con la visita obtuvimos presencia en hasta tres telediarios de cobertura nacional, un impacto casi imposible de conseguir». Garrido Capa recuerda que se interesó por lo cultivado en los campos que iba viendo camino de Valladolid y se sorprendió al saber que la ciudad había sido capital. «¿Cuándo? –preguntó el de Texas– Cuando tus antepasados aún vivían en Irlanda sin planes de emigrar», le respondió su anfitrión. Por cierto, el fundador de Lingotes especiales recuerda el impacto que le produjo el análisis que , durante su conferencia en Valladolid, hizo Bush de la razón de su derrota electoral ante Clinton que impidió su segundo mandato: «Me centré en exceso en el exterior y me olvidé de los estadounidenses».
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