El Recoletas Valladolid naufraga en Huesca

El Bada tiene complicado salvar la categoría, pero lo va a intentar todo mientras las matemáticas le den alguna opción. Y aferrado a esa esperanza realizó un partidazo ante el cuadro pucelano, que comenzó mandando en el marcador (2-4), pero que rápidamente se vio superado por una defensa muy intensa y dinámica del cuadro oscense, que le maniató en ataque.

El equipo dirigido por David Pisonero no encontró en ningún momento el ritmo adecuado de juego y fue cediendo, mediada la primera mitad, ante un anfitrión más agresivo y con más hambre de victoria en todos sus jugadores (10-7, min. 16).

El técnico vallisoletano tuvo que pedir un tiempo muerto para intentar hacer reaccionar a sus hombres, sabedor del peligro de dar esperanzas de triunfo a su rival. No sirvió de mucho, ya que el Bada Huesca estaba lanzado. Con un Borragán inmenso en el lanzamiento, bien secundado por Malo y Suárez, desarboló a la defensa de la escuadra pucelana y fue ampliando la diferencia (14-9).

David Pisonero tuvo que entregar la tarjeta verde en la mesa de anotadores nuevamente, menos de diez minutos después de hacerlo por primera vez. Su equipo en nada se parecía al de anteriores jornadas. No le salía nada en ninguna de las dos áreas. Y la cosa no mejoró.

Paulo, de penalti, aumentó la renta local hasta los seis goles (16-10) y Bar, que no tuvo su mejor tarde, evitó que fuera a más con una buena parada a lanzamiento de Parera. Al final de los primeros 30 minutos los locales ganaban por 17-11, tras conseguir marcar en el último segundo un golazo, obra de Malo, desde diez metros.

Tras el tiempo de descanso, el Recoletas buscó atacar con mayor rapidez e intensidad y consiguió recuperar algo del terreno perdido (19-15). Los hermanos Martínez intentaron tirar del carro, especialmente en ataque, donde sus compañeros se estrellaron demasiadas veces con la figura del portero Decsi.

Sin embargo, un parcial de 5-2 liderado por Malo volvió a poner una máxima diferencia en el tanteador, siete goles (24-17).

César Pérez ya había sustituido a Bar en la portería, intentando frenar de alguna manera la producción de Borragán y Malo. No lo consiguió. Los dos estiletes del equipo altoaragonés se fueron hasta los ocho goles por cabeza al final de los 60 minutos de juego.

Los minutos fueron pasando sin que el Atlético Valladolid fuera capaz de acercarse en el marcador. Ni en el momento en el que el Bada Huesca sufrió las exclusiones consecutivas de Nenadic y Parera logró sacar el provecho deseado y siguió encajando goles inexplicables.

Con 27-20 y todo perdido, Pisonero gastó sus tiempos muertos. Quedaban catorce minutos por delante y ordenó adelantar la defensa, con Miguel Camino sobre el central del equipo oscense y el resto de compañeros un par de metros por delante de la línea que delimitaba su área. Fue inútil. Los huecos que dejaron fueron aprovechados a la perfección por Samuel Cordiés, Parera y Bosnjak para cerrar un marcador que nadie en Huesca hubiera soñado antes del encuentro (35-26).