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Acudir a un punto de carga de vehículos eléctricos y encontrarse con decenas de coches estacionados y ocupando las plazas… sin estar recargando. Esta es ... la imagen con la que, a diario, se topan usuarios de coches propulsados por baterías en Valladolid.
De entre las casi 200 instalaciones existentes en la provincia de Valladolid, con entre uno y ocho puntos de recarga cada una de ellas –suman alrededor del millar–, una de las ubicaciones que más quejas concentra es el estacionamiento del centro comercial Río Shopping, en Arroyo de la Encomienda, según denuncia Laurentino Gutiérrez, delegado de la Asociación de Usuarios de Vehículos Eléctricos en Castilla y León. Allí existen tanto 'supercargadores' de Tesla, dotados de mayor potencia y capaces de recargar un vehículo eléctrico en unos veinte o treinta minutos, como los 'cargadores en destino', «ideados para recargar mientras se realiza la compra, en unas tres o cuatro horas», explica Gutiérrez. Además de otros cargadores, como los gestionados por la compañía Acciona.
El coste de carga de la batería varía dependiendo de factores como el precio del kWh o de la velocidad de carga del propio punto. Además, no todos los vehículos son capaces de sacar provecho de los cargadores con mayor velocidad. «En los puntos de carga lenta puede rondar entre los 15 y 25 céntimos el kWh, con algunas excepciones». Sin embargo, «puede ser algo más caro en determinados sitios». En el caso de los puntos de carga rápida o ultrarrápida, «lo normal es que valga entre 30 o 50 céntimos el kWh». Por tanto, «una batería de 50 kWh podría costar unos 20€ en carga rápida para hacer 250 kilómetros, a razón de 20 kWh cada 100 kilómetros», concluye Laurentino Gutiérrez.
Aunque ha sido la firma estadounidense Tesla la que ha instalado estos puntos, realmente «cualquier coche eléctrico puede recargar aquí». El propio poste «incorpora un datáfono que puede ser utilizado por vehículos de otras marcas», explican Laurentino Gutiérrez, Alberto Muñoz y Pablo Gutiérrez, miembros de la asociación y usuarios de vehículos eléctricos Tesla o BMW.
Pero en ocasiones no es posible acceder a este servicio.Durante el tiempo en que estos usuarios relatan esta situación, se puede comprobar cómo diferentes coches de combustión aparcan en estos puntos de carga ubicados en el centro comercial Río Shopping como si de plazas de estacionamiento se tratasen, una situación que, «por desgracia», les es muy familiar: «Es como si yo aparcara en una gasolinera, porque no solo están ocupando un espacio que no deberían, sino que también impiden repostar a los coches eléctricos», subrayan. Junto a los puntos de recarga, la señal R307 (que prohíbe tanto la parada como el estacionamiento), en este caso va acompañada del mensaje «excepto vehículos eléctricos en situación de recarga», despejando así cualquier posible duda entre los usuarios.
Estos usuarios se quejan de que la «picaresca», a menudo aprovechando la confusión -o desconocimiento— sobre este tema, se plasma a través de diferentes escenas: «Desde plazas ocupadas por vehículos de gasolina que, obviamente, no están repostando aquí, hasta coches híbridos que piensan que pueden estacionar, o incluso híbridos enchufables, con una velocidad de carga muy lenta, que ocupan puestos de carga ultrarrápida, impidiendo que un coche 100% eléctrico pueda aprovecharlos y continuar su viaje».
Incluso algunos propietarios de la Asociación de Usuarios de Vehículos Eléctricos, como Alberto Muñoz y Pablo Gutiérrez, aseguran haber visto «con incredulidad» coches gasolina o diésel ocupando estas plazas en la capital vallisoletana con cables 'conectados' al depósito de combustible o, simplemente, debajo del vehículo simulando la carga.
Por otro lado, según exponen, también existen casos de usuarios «incívicos» de coches 100% eléctricos que «una vez han acabado la carga no retiran su coche, o incluso aparcan sin recargar». Ambas conductas «son sancionables», subraya Laurentino Gutiérrez.
Un ejemplo claro de perjuicio causado por esta práctica es el hecho de que viajeros —algunos de ellos en situación de urgencia— acudan a estos cargadores siguiendo las instrucciones de webs y aplicaciones que indican que no se están usando para, al llegar, encontrarse con la imposibilidad de recargar al estar la plaza ocupada: «Estos puntos están conectados a Internet y aparecen, acompañados de cierta información, en las diferentes aplicaciones de acceso público», indica Gutiérrez. «Si yo, por ejemplo, voy a hacer un viaje de Santander a Cádiz, programo mis paradas en función de los puntos de recarga libres que figuren en la aplicación, cuando la realidad es que no puedo hacer uso de ellos. Esto me puede llegar a impedir continuar mi viaje», advierte.
Ante estas situaciones, uno de los procedimientos, siempre y cuando exista la señal de tráfico pertinente, «es llamar a la policía, que multará e incluso retirará el vehículo con una grúa, si procede». Sin embargo, «Río Shopping se encuentra en Arroyo de la Encomienda y la Policía Local no siempre tiene disponibilidad para este tipo de actuaciones, por lo que a menudo nos derivan a la Guardia Civil. Resulta complicado que se respete la ley cuando no existe una supervisión constante», concluye San José. Además, algunas aplicaciones, como la oficial de Tesla, permiten notificar este tipo de incidencias.
Desde el centro comercial inciden en que «no existe personal que se dedique a verificar si realmente se está cargando, al igual que no hay personal que verifique que las plazas de movilidad reducida son ocupadas por conductores habilitados para ello», por lo que los afectados deben «llamar a la Policía Local igual que se hace con las plazas exclusivas para movilidad reducida». La señalización «es clara y el parking es público, por lo que la policía debería actuar», añaden.
Para los agentes de la Policía Local de Arroyo tampoco es una tarea fácil, puesto que la señal que impide tanto la parada como el estacionamiento «se encuentra al final de la calle, y solo aplica en el sentido de circulación desde donde se pone», tal y como detalla Laurentino Gutiérrez, tras conversaciones con los policías: «Según nos han explicado recientemente, los puntos de recarga del parking subterráneo, gestionados por Acciona, están bien señalizados y ya están sancionando». Gutiérrez añade que «lo han hablado con la gestora del centro comercial y lo van a modificar… parece que es cuestión de días que cambien la señalización».
En la capital vallisoletana, el Ayuntamiento tiene contemplada una sanción, aunque no es común, para quienes estacionen indebidamente en los puntos de recarga de vehículos eléctricos instalados en la ciudad. La multa es de 90 euros (45 en caso de pronto pago).
Roberto San José es el primer taxista que condujo un coche eléctrico en España. Fue en 2011 cuando se puso al volante de un Nissan Leaf. Desde entonces, este tipo de vehículos han sido su herramienta de trabajo en Valladolid hasta la actualidad, ya que conduce un Hyundai Ioniq 100% eléctrico con batería de 28 kWh. «El coche tiene ahora 336.500 kilómetros, y una autonomía real de unos 220 o 230 kilómetros». A lo largo de estos años, afirma, la infraestructura ha cambiado mucho: «Hoy en día tienes cargadores en prácticamente cualquier pueblo, y las aplicaciones ayudan mucho, siempre y cuando se respeten los puntos de carga», subraya.
San José carga la batería de su coche a diario en su domicilio, aunque «unas cinco veces al mes, sobre todo en fin de semana», hace uso de los cargadores públicos, al ser días con más demanda. Sobre este tipo de cargadores, lamenta que algunos «presentan fallos frecuentes» y otros «tardan años en activarse».
Al igual que los miembros de la Asociación de Usuarios de Vehículos Eléctricos en Castilla y León, Roberto San José afirma que «en más de una ocasión» se ha encontrado «con estas plazas ocupadas, era un cachondeo, pero ahora, por lo menos en los cargadores del centro de la ciudad, están multando más».
Un problema similar al que denuncian los usuarios de vehículos eléctricos es el que viven en la plataforma de uso temporal de vehículos (también conocido como 'carsharing') eKiwi. La cooperativa de servicios de movilidad sostenible, que cuenta con ocho coches eléctricos para alquiler por horas repartidos en Valladolid, Laguna de Duero y Burgos, tiene a su disposición cuatro plazas de aparcamiento exclusivo para 'carsharing', cedidas por el Ayuntamiento de Valladolid y distinguidas por su señalización tanto vertical, en el caso de la calle, como en forma de adhesivo en los vehículos.
«La gente, bien por desconocimiento o por otros motivos, a veces aparca en estas plazas, lo que es un problema ya que los usuarios cogen y dejan los vehículos de alquiler en este mismo sitio». Por ello, «es un claro inconveniente que una persona vaya a dejar el coche y se encuentre con que un vehículo que no debería está ocupando su plaza». Cuando se ha producido esta situación, explica Giovanni Olcese, portavoz de eKiwi, «se ha llamado a la Policía, que ha retirado el vehículo y ha emitido sanciones».
Una de las últimas ubicaciones con estas características fue estrenada recientemente en la plaza Circular, diferenciada por el color naranja del suelo y la señal vertical de aparcamiento reservado para 'carsharing'.
El histórico apagón del lunes perjudicó tanto a vehículos eléctricos como a los de combustión que necesitaban repostar en aquel momento, ya que las bombas de combustible y los sistemas de pago de los puntos de repostaje necesitan electricidad para funcionar, lo que dejó a las gasolineras fuera de uso. El delegado de la Asociación de Usuarios de Vehículos Eléctricos en Castilla y León afirma que «aquellos compañeros que recargaron su coche durante la noche y en el día no recorrieron grandes distancias no experimentaron muchos problemas». Sin embargo, «los que tenían que hacer un viaje tuvieron que parar y aguantarse hasta que les fue posible cargar el coche». Los vehículos de combustión «normalmente tienen más autonomía, por lo que en estos casos es menos traumático el no poder disponer de una gasolinera, pero lo cierto es que también había gente con paneles solares que pudo recargar su vehículo en su casa, algo imposible con coches de combustión», concluye.
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