
El Real Valladolid, un equipo regular
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«El desenlace del curso se está convirtiendo en una pared y la afición está harta de este periodo de reflexión que no conduce a ninguna parte»Si hay un equipo regular en LaLiga es el Real Valladolid. Más plano imposible. Siempre pierde. Unas veces lo hace con cierta dignidad, como el ... lunes contra el Atlético, y en otras ocasiones se desparrama sobre el césped convertido en un guiñapo. Es el más estable, el que tiene la derrota tatuada en el escudo. Nadie lo puede discutir, aunque entiendo el enfado colectivo por la impotencia que genera el interminable complejo de inferioridad y las discutibles ganas de los futbolistas, la mayoría a préstamo. Hoy apetece y corremos, que el Metropolitano es un buen escaparate. En casa depende del día. Getafe no motiva, vamos a trabajar lo justo y a ver si enganchamos alguna. 0-4. Y así se construye un hosco epílogo liguero.
El Real Valladolid es un galimatías en su conjunto. Pregunta seria. ¿Un periodista que sea abonado puede pedir cita con el portavoz? A lo mejor en esos veinte minutillos se desliza alguna novedad real que descifre la ecuación irresoluble en la que vive el Pucela. No sé, tengo dudas de que Jorge Santiago se salga del circunloquio que ha establecido el club como mensaje institucional. Todo bien amarrado en el conjunto vacío para que nadie consiga comprender la profunda deriva institucional en la que se ha instalado la entidad castellana, justo cuando tendría que estar más fuerte y unida. Porque para afrontar un descenso y el reto de volver a la élite, es imprescindible escapar de la incertidumbre. Mano firme en la planificación, en el proyecto y en el asentamiento económico para encarar el meandro que se le viene encima. Como la información está bajo llave en un cofre imaginario, lo único que trasciende es que todo son supuestos. La única certeza es que en el plano deportivo resulta muy complicado hacerlo peor.
¿Será capaz de ganar un partido el Pucela en lo que resta de campeonato? Sinceramente, me asomo al calendario y solo veo oscuridad. Osasuna, Betis, Barcelona, Mallorca, Girona, Alavés y Leganés. Todos se juegan cosas. Muy difícil. Sobre todo, si Álvaro Rubio sigue a lomos del tiovivo en el que se han convertido sus alineaciones. Marcos André ha desaparecido. Moro va camino de ello. De repente, forma la banda izquierda con Henrique y Machis. Anuar en la derecha. Candela en casa y Luis Pérez a domicilio. Como si el estatus del once se librara en función de los decibelios de la grada a favor de uno u otro futbolista. En Madrid castigó a Latasa y a su compañero de ring. Decisión técnica. El club, con su habitual velocidad, sigue analizando. Es posible que la decisión final llegue cuando Luis Pérez ya no vista de blanco y violeta. También es muy factible que el proyecto para buscar el ascenso arranque en octubre. Si Catoira continúa al frente de la dirección deportiva, no espero fichajes hasta que el equipo haya desperdiciado un puñado de jornadas. La emoción siempre por delante de cualquier atisbo de coherencia. Hay tiempo.
El desenlace del curso se está convirtiendo en una pared y la afición está harta de este periodo de reflexión que no conduce a ninguna parte. Cuanto antes llegue la venta, mejor. Pero también es importante que, en el presente, el entrenador encuentre la regularidad en sus propuestas y el equipo, a su vez, escape de ese encefalograma plano de derrotas. Todo lo que sea mantener el rumbo actual seguirá ensanchando la zanja social y eliminando soldados para el crudo envite que se avecina cuando el descenso sea matemático.
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